Las estructuras reaccionan de manera diferente a la acción del viento dependiendo de su rigidez, masa y amortiguamiento. Se hace una distinción básica entre los edificios que son propensos a vibrar y los que no lo son.
En teoría, un gas ideal se compone de partículas de masa moviéndose libremente sin dilatación en un espacio de volumen. Es este espacio, cada partícula se mueve con una velocidad en una dirección. La colisión de una partícula con otra o las limitaciones de volumen llevan a un desvío y cambio en la velocidad de las partículas.
El viento es la única carga climática que actúa sobre cada tipo de estructura en todos los países del mundo, a diferencia de la nieve. La velocidad del viento depende de la ubicación geográfica de la estructura. Actualmente, esta es una de las razones principales de la necesidad de la división regional (zona de viento) y la consideración de la altitud estipulada dentro de las normas oficiales; también se debe tener en cuenta la variación de las presiones dinámicas según la altura sobre el terreno para un sitio "normal" privado del efecto de enmascaramiento.